Eres lo que comunicas y cómo lo comunicas – y más de lo que crees –
Eres lo que comunicas y cómo lo comunicas – y más de lo que crees –
Mi lema siempre ha sido “eres lo que comunicas y cómo lo comunicas” haciendo referencia al hecho de que la gente nos juzga por lo que ve y oye, siempre interpretando y pocas veces teniendo en cuenta lo que en realidad “podría” ser. Pongamos por ejemplo que una persona no te saluda, la opinión que nos forjaremos de ella es que es poco amable, cuando la realidad pueda ser que no nos haya visto o que simplemente sea una persona muy tímida.
Me doy cuenta con el paso del tiempo de que mi lema tiene otra cara o interpretación, y es la siguiente: Lo que sentimos, nuestros sentimientos y emociones, ya sean del momento o vayan más allá en el tiempo, ponen evidencia lo que nos está pasando en ese momento de nuestra vida.
Si estamos de acuerdo que el comportamiento es comunicación, y que nuestras emociones influyen en el comportamiento, el vinculo queda bien claro.
No tenemos muchos problemas cuando el mundo nos sonríe, y las cosas van bien, cuando la felicidad se nota en la cara, en nuestras palabras, en el sonido de nuestra voz. Es esa circunstancia en la que nos sentimos en sintonía perfecta con el mundo y con nosotros mismos.
Los problemas empiezan cuando estamos pasando un periodo malo, triste, infeliz. Cuando los amigos nos preguntan si nos sucede algo, cuando la gente de alrededor nos dice que no estamos muy habladores y que nuestra manera de hacer es diferente. Esos momentos en los que estamos sin energía y no sabemos de donde sacar la manera positiva de ver la vida.
Este tipo de situaciones afectan de forma directa a nuestra manera de comunicar, en las palabras, en la voz, incluso nuestra forma de caminar es diferente. Y lo peor es no saber qué hacer.
Mirar al pasado es el primer error que podemos cometer, aunque pueda parecer normal hacerlo. Un día alguien me dijo: “lo que pensamos hoy es el resultado de lo que pasó ayer”, yo podría añadir, que lo que somos hoy es el resultado de lo que pasó ayer, pero que así no podemos llegar a una conclusión que nos pueda ayudar.
Mirar adelante significa tener visiones positivas, a mi me gusta llamarlas “sueños con patas” que nos puedas llevar a algún sitio feliz. Pero… ¿por qué nos cuesta tanto cambiar?
Lo más recomendable es actuar como si el cambio ya lo hubieramos hecho, actuar como si ya estuvieramos allí con otra cara, con otras palabras y con otras emociones. Parece fácil, y soy consciente de que no lo es.
Usa palabras positivas, confia en tus habilidades de actuación, de adaptación y de comunicación.
No tiene sentido decir y pensar que un día quieres ser feliz, vive con felicidad cada día.
Mantén la cabeza bien alta, sonríe a los demás, haz algo por ti que te haga sentir bien, queda con una amiga o amigo para tomar una copa, y sobretodo asegúrate de que ríes mínimo una vez al día.
Preocuparse no vale para nada, así que enfócate en ocuparte de lo que te puede pasar. Todos tendemos a imaginar escenarios de tragedias que nunca pasaron.
La vida es maravillosa porque te enfrenta a situaciones nuevas, diferentes y de repente te encuentras con personas que te hacen vibrar, pensar, reír e incluso enamorar.
Atrapa el momento, comunica tus emociones a través de una sonrisa, de esperanza y de palabras positivas. Y no olvides que todo lo que lanzamos en el universo regresa de una manera u otra.