¿Sabes ser asertivo?
Si tú no defiendes tus necesidades nadie lo hace por ti.
Es una frase dura quizás, pero así queda claro que el valor de la comunicación que llamamos asertiva está en el creer en ti mismo, en crecer profesionalmente y personalmente.
Aprender a ser asertivo es un proceso que me ha llevado a un desarrollo complejo, no siempre unívoco, descubriendo en mí lo que llamo mi síndrome del “ayudar a todos”. Esta manera de actuar y de comunicar que a veces me quitaba el aire, me hacía sufrir y me llevaba a situaciones de insatisfacción.
¿Cuál son los indicadores claves de tu falta de asertividad?
Contesta a estas preguntas con un sí o con un no:
- ¿Sabes decir NO cuando no quieres?
- ¿Sabes tener en cuenta tus necesidades?
- ¿Sabes exponer tu opinión contraria sin pelearte o sin enfadarte con los otros?
- ¿Sabes negociar y mantener al mismo tiempo buenas relaciones con los demás?
- ¿Sabes manejar (controlar) tus emociones para llegar a tus objetivos?
Si has contestado con un SI a todas las preguntas ya sabes que eres un experto de la asertividad. Si pero no ha sido el caso, quizás hay algo que te gustaría aprender o mejorar.
En este sentido quiero compartir aquí algunas reflexiones que te pueden ayudar (así como me ayudaron a mí) en el desarrollo de mi comunicación asertiva:
Usa tu intuición.
En muchas ocasiones tuve una intuición y la usé. Recuerdo mi examen en la Escuela Europea de Coaching, recuerdo que hice (gracias a Dios) el error de no seguir plenamente mi intuición. Se quedó en mi memoria, es algo que no me olvidaré nunca jamás.
Hace muchos años una empresa me pidió una colaboración profesional. No tenía una buena sensación pero dado que la colaboración parecía tener muchas partes positivas yo nunca dije nada en la negociación del contrato. La tarde antes de firmarlo llamé a mi madre, le conté que no tenía una sensación positiva pero que las condiciones estaban bien. Mi madre me recomendó escucharme a mí misma, de expresar mis dudas. No la escuché y no me escuché a mi misma.
Dos meses después de la firma del contrato tuvimos choques de valores para mí, muy grandes. Me fui, dejé la empresa. Estoy segura hoy que si hubiera hablado más y si hubiera expresado más mis dudas antes de firmar el contrato no habría llegado a firmarlo y me habría ahorrado muchas frustraciones. Fue un aprendizaje duro, yo diría el mejor.
Escucha a tus emociones.
Exactamente esto fue lo que no pasó: mis emociones me comunicaban algo que no quería escuchar. Era más sencillo firmar y consentir a todo, simplemente era más fácil no decir nada, dejarme llevar sin crear problemas.
Pero el problema lo tuve yo más adelante.
Intenta tener momentos contigo solo, reflexiona sobre lo que te está pasando, sobre el valor de tus emociones. Toma tus decisiones y actívate, motívate, muévete para poder no solo evitar problemas más adelante sino para tener en consideración tus necesidades también a corto plazo.
Tus emociones te ayudan porque están ligadas a tus valores claves, a tu alma, a la parte más intima de ti.
Muéstrate abierto a la posición del otro.
Importante es como dices las cosas antes de lo que dices.
Muéstrate abierto a la conversación, al intercambio de ideas, a la opinión de los demás. Abre tus brazos, mira a los ojos, escucha sin interrumpir antes de contestar. Escucha con tranquilidad y atención, entiende la posición del otro, y entiende bien la tuya. Pondera las diferencias de posiciones, los motivos de la comunicación y las motivaciones de cada uno.
Esto no significa que quieres aceptar todo lo que va a pasar, simplemente que sabes escuchar, que tomas en consideración las ideas de las otras personas antes de contestar con un Sí o con un No. El resultado puede ser simplemente que a través de una actitud abierta puedes aceptar un compromiso que no habías visto antes, y poder “salvar” la relación y despertar la parte asertiva de ti mismo.
Recuérdate: quieres alcanzar una situación win-win, quieres mirar a las personas con las que estás hablando directamente a los ojos, sin manipulaciones o mentiras.
El vaso está medio lleno, y nunca medio vacío.
No siempre te ayuda decir las cosas claras: Un NO duro puede ser visto como arrogante o agresivo, una frase que empieza con una explicación y que más adelante acaba con un “y por eso no quiero hacerlo…” da la sensación de positividad, de pensamientos adultos y maduros, de una persona que no tiene miedo y que tiene una inteligencia emocional adecuada a la situación.
Positividad es una manera de vivir la vida, es una cuestión de actitud, nos ayuda a vivir con más tranquilidad y libres de preocupaciones vacías.
Quiérete.
Quererse empieza con pequeños gestos para ti mismo, no es un tema de egoísmo, simplemente de tener en cuenta lo que vales.
Si sabes quererte aprende a escucharte, escuchar a tus emociones, a saber distinguir entre egoísmo y tenerte en cuenta. La vida te ofrece muchas ocasiones para poder darte cuenta de lo que vales, saber defender tus valores y tus necesidades tiene que ver con el saber quererse.
La próxima vez que quieras luchar por tu posición y por ti mismo, recuérdate de este blog, escúchate primero, contesta amablemente y argumenta con una actitud positiva el NO que simplemente quieres comunicar. Mira la otra persona a los ojos y escúchala, quizás podéis llegar a un compromiso para crear una situación de ganancia para los dos.